Eran las 03:05 del 25 de marzo de 2023. El cielo se iluminó y alumbró toda la playa El Delfín. Segundos después, se escuchó un trueno, el suelo tembló y estremeció a los comuneros del sector, que pertenece a Posorja, parroquia de Guayaquil. Al amanecer, Bruno Rosado, el único habitante a esa hora en las cabañas turísticas del filo de la playa, observó que la escultura gigante del delfín estaba parcialmente destruida.
La noticia se regó, se dañó un símbolo del turismo, destacado incluso a nivel internacional. Algunos medios se hicieron eco, pero días después, la noticia de la destrucción fue acallada por el mutis de las autoridades de Riesgos y del Municipio de Guayaquil. Tan solo los comuneros y algunos turistas empezaron a acordar una posible reparación.
No obstante, el delfín gigante, aunque con su aleta derecha desprendida y mostrando sus entrañas de tierra, sigue siendo un atractivo para cientos de turistas que llegan a la comuna, caracterizada por tener además una playa amplia, una docena de cabañas donde se ofrece rica comida, una carretera no muy mantenida y un caserío sin agua potable.
Cientos de turistas de diferentes partes del país llegan cada semana a la playa ubicada en Data de Posorja, Guayas.
El delfín herido, con su estructura de arena con recubrimiento de cemento, sirve aún de fondo para las fotos que los turistas se toman con él. Aunque herido, con resquebrajamientos, sigue cumpliendo el objetivo por el que fue construido.
La escultura tiene 85 metros de largo y 20 de alto. Fue edificada sin estudios ambientales en 2015, para luego convertirse en el producto favorito de los turistas.
Los escultores José Antonio Cauja y Pedro Delgado la tallaron a partir de un montículo de tierra y la recubrieron con cemento. Hoy, además del rayo, las embestidas del mar lo siguen poniendo en riesgo. Pero los comuneros no se amilanan y, sin apoyo oficial, se han propuesto reconstruir el tramo dañado.
Los comuneros no se resignan a perder este icono turístico por lo que se han reunido en repetidas ocasiones para ver la manera de reconstruirlo con sus propios recursos como lo hicieron la primera vez. A la intención se suma la ayuda de la turista Elena Burgos, quien se ha comprometido a entregar su ayuda económica.
Playa El Delfín, concurrida
Los feriados y los fines de semana son de intenso movimiento en la playa El Delfín, sobre todo en la época de playa en la costa ecuatoriana, de enero a abril.
Son cabañas de madera, instaladas al filo del mar, sobre una especie de acantilado. Cada una tiene mobiliario también de madera, lo que les da un aspecto rústico. Sentarse en aquellas mesas, mirando el mar y dejándose acariciar por la brisa marina, le da al visitante una sensación de felicidad y calma.
La carta de estos locales es parecida. Ofrecen arroz marinero, arroz con camarón, con calamar, pescado, concha o mixto; ceviches de camarón, calamar, pulpo, pescado, concha, marinero o mixto; también hay pescado frito.
A un costado de la escultura del delfín hay una decena de cabañas que se usan como comedores turísticos.
Bruno Rosado, el hombre de la tercera edad que fue la primera persona en ver la destrucción de la escultura del delfín, señala que los turistas llegan porque la playa brinda paz, retiro y tranquilidad.
También porque en la docena de cabañas se ofrece una variedad de platos con ingredientes del mar, a precios bajos comparados con los de otros balnearios, como el vecino playa Varadero o el mismo cantón Playas Villamil.
Bruno Rosado dice que los precios van desde $ 5 hasta $ 8. “Los precios son los más convenientes de todas las playas”, señala el hombre, que administra la única cabaña construida con ladrillo.
La gastronomía, a base de mariscos, es otro de los atractivos. Los precisos son bajos respecto a otras zonas.
¿Cómo llegar?
Para llegar a playa El Delfín, dirigirse a Playas, cantón balneario de la provincia del Guayas localizado a 94 kilómetros de Guayaquil. Al ingreso, en el primer semáforo, tomar hacia la izquierda y avanzar hasta el empalme de la vía a Data y recorrer hasta el km 16 de la ruta a la parroquia rural guayaquileña Posorja.
Hasta allí todo es asfalto. Un letrero a la derecha anuncia Playa El Delfín y se ingresa por un camino lastrado de 1,5 km hasta la parte alta de la playa. No hay mayor riesgo así vaya en auto pequeño el camino es transitable. (I)