El Estado es un intrincado sistema de instituciones y atribuciones. Esto está claro para toda persona natural o jurídica que vive en el Ecuador y que en muchas ocasiones es víctima de procesos burocráticos, aunque otras varias también le han sido útiles para resolver varios asuntos pertinentes. Lo importante de la gestión pública, desde un ministerio como el de Turismo, es conocer y dialogar con estas otras instancias para mejorar, no solamente su capacidad de gestión, sino el uso compartido de presupuestos que bien podrían optimizar el sector.
En esta columna de hoy, expondré unas pocas ideas, sobre aristas que bien merecerían ponerse sobre la mesa de diálogo, bajo el supuesto consentido de que el turismo es un sector estratégico en el actual gobierno de Ecuador.
La seguridad, pieza clave
Actualmente, una arista de gran relevancia es la seguridad, aunque el Ministerio de Turismo ha socializado varias acciones e inclusive tiene un plan macro desarrollado con ayuda de la Organización de Estados Americanos (OEA) hace varios años, esto notablemente es insuficiente. Cada vez son más frecuentes las quejas que incendian las redes sociales, de todo ámbito, desde el robo de objetos personales hasta serios actos que atentan contra la vida de las personas.
Este panorama no podrá resolverse si la gestión interministerial y la estructura de seguridad turística sigue siendo la misma: policías en la unidad de turismo que rotan y no pueden especializarse, trámites burocráticos impracticables para que el visitante denuncie un hecho, poca gestión de seguimiento y socialización de resultados.
Un programa de vigilancia orientada al turismo necesita agentes especializados y permanentes, un sistema legal que facilite la denuncia y, finalmente, resultados. Lastimosamente, hoy por hoy, solo se ha conseguido que la percepción de los visitantes sobre nuestra seguridad sea más baja. Y recordemos que, para quien lo posee, su percepción será siempre verdadera, a costas de lo que puedan opinar el resto de personas.
Urge mejorar el tema movilidad
Un segundo elemento, de igual forma importante, es el tema de movilidad. Varias carreteras del país en estado crítico, un sistema público de transporte interprovincial inseguro y lejano de los mínimos estándares de atención al cliente, aerolíneas nacionales que abusan del consumidor (no solo en precio, sino en el trato) más una señalización turística escasa son algunos de los elementos emergentes a resolver desde el diálogo intersectorial.
Como lo comentaba en mis redes, por un asunto académico estuve de viaje por Perú y Bolivia, en uno de los trayectos la compañía canceló el viaje, pero a mi sorpresa a los cinco minutos tenía alojamiento gratuito, vouchers de comida durante el tiempo de espera al siguiente vuelo y, finalmente, vouchers de descuento para futuras compras como resarcimiento a lo principal, que es honrar un contrato de servicios.
Para Ecuador, en estos momentos y vivido en carne propia, es impracticable. El usuario al cual se le dañó de gran forma su auto, o recibió maltrato por empresas de transporte terrestre o aéreo, está en plena indefensión. Ahí es donde se necesitan soluciones que afectan a muchos y que podrían causar mayor simpatía por el hecho de ir de un lado al otro del país.
Extorsión en carreteras
Finalmente, en esta entrega, referirme a lo caótica que es la relación del turismo con la Agencia Nacional de Tránsito, en varios aspectos. El primero de estos las caducas y restrictivas de sus normas, mientras que el ministerio de Turismo aprueba reglamentos para regularizar temas como la oferta de AIRBNB, en la agencia nacional ni se vislumbra de lejos la oportunidad de un guía chofer para casos especializados o personas que viajan solas o en pequeños grupos. Oferta que, si se viabiliza y regula en varios países, lejos estamos de que un guía experto en arte colonial, pueda ofrecer este servicio, junto con un operador.
La segunda es el claro y permanente abuso policial a vehículos de otras provincias que osen visitar algunos lugares. Lo más penoso de esto es que pareciera haber rebajado, pero de igual forma se mira en redes y noticias, como se extorsionaron a vehículos de cualquier tipo y clase en algunos lugares del país, que incluso son famosos por estos abusos.
Es más, la percepción es que si viajas a esos lugares debes ir preparado y ni se diga de inconscientes policías que cargan con furia contra buses identificados como turísticos, para observar el mínimo detalle en la famosa hoja de ruta, que es por demás un requerimiento burocrático, inservible y que en la práctica no ha servido en nada más que ser otro punto en el cual fastidiar a la operación turística.
Eliminación de ministerio
En estos días leía sobre la función de un ministerio como el de turismo, a razón de lo propuesto por el Presidente Milei de Argentina, de desaparecer y juntarlo en un solo lugar con otros.
Sigo creyendo que en un país que cree en el turismo y que reconoce su aporte al PBI y a la redistribución económica a nivel nacional, esta desaparición no es pertinente, porque sería quitarle de la mesa del diálogo intersectorial y de decisiones de Estado. Pero, en un país, en el cual el turismo no pasa de promesa turística, quizá no sea mala idea.
Esta decisión la tiene el gobierno de Ecuador, eso está muy claro, apoyado en la belleza de este país, que sobre todas sus limitaciones aún está ahí entre aquellos que podrían usar al turismo como instrumento de cambio frente al desarrollo. (O)
Autor: Dr. Enrique Cabanilla
- Docente- Investigador ecuatoriano, quien ha desarrollado procesos relacionados a la academia, vinculación, investigación y consultoría en varios países latinoamericanos como Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Perú, Nicaragua, Guatemala, entre otros.
- Maestría en Gestión del Desarrollo del Turismo y un Doctorado en Geografía en la Universidad Nacional del Sur, Argentina.
- Cuenta con más de 100 publicaciones entre artículos, libros, conferencias y manuales relacionados con diversos temas del sector.