Los turistas que participan de la Ruta de la Máchica, tuestan la cebada antes de llevarla al molino con más de 109 años de antiguedad. Foto cortesía de Harika.

La máchica le ha devuelto la vida, el movimiento y la esperanza al barrio Brazales, al occidente de Latacunga. Se ha tomado en cuenta que en los años 70, 80 y 90 del siglo pasado, en el barrio se asentaban molinos donde se elaboraba la fina harina de cebada, morocho, maíz o arveja y en la actualidad se ha establecido la Ruta de la Máchica para atraer turistas y mejorar la economía del barrio rural.

La tradición molinera viene desde hace unos 260 años, cuando los pobladores se dedicaban a moler con dos enormes piedras que giraban por la caída del agua del río Cutuchi. Ya en el siglo pasado se usaron molinos a motor y las harinas se enviaban a otras ciudades, por lo que Latacunga era considerada como la Capital harinera. 

La máchica, mashca en kichwa, era el principal producto de los molinos. Por eso es que a los latacungueños les bautizaron como los Mashcas.

Amor por la tradición mashca 

La propuesta de carácter cultural y turístico nació en 2018 por Adrián Cruz, quien durante 35 años ha estado rodeado de la cebada tostada, del fuego del tiesto y el aroma de la máchica que salía desde la cocina de su abuela Gloria Vaca, de 78 años. Ella aprendió la actividad cuando tenía 13 años y la desarrolla hasta la actualidad.

Cruz relata que desde pequeño ayudaba a su abuela en la preparación de los productos. Un día le heredó la actividad. “Me dijo, cuando yo muera esto se va a perder, refiriéndose a toda esta tradición que no es solo de mi familia, sino de toda Latacunga”, exterioriza. 

Conmovido por esas palabras se reunió con otros jóvenes, entre ellos Freddy Molina, para juntos aprovechar una casa con más de 70 años de antigüedad y diseñar la Ruta de la Máchica, tomando como ventaja el atractivo del barrio Brasales, que tiene coloridas casas de un piso, techos de teja y puertas de madera. El  proyecto ha sido bautizado como Harika y tiene acogida de nacionales y extranjeros.

La ruta de la máchica en Latacunga

Los turistas participan de la molida de la cebada en su recorrido por Brasales. Una experiencia única.

Ruta de la Máchica 

El recorrido que tiene un costo de $ 5 por persona. Se inicia en el parque central de la parroquia Eloy Alfaro, donde se edificó un monumento a los trabajadores de los molinos. Luego, el turista se dirige a Brazales. En el trayecto aprecia la ciudad, el volcán Cotopaxi y el cerro Putzalahua.

En la travesía se aborda el proceso de sembrado de la cebada, la cosecha, el tostado de la gramínea hasta llegar a los molinos para convertirse en máchica. Son tres las viviendas en donde se tuesta el grano, en grandes pailas de acero colocadas sobre hornos de leña.

Todo el recorrido turístico dura alrededor de dos horas, entre la elaboración de la máchica y agregados como visita al juego de boliche del barrio, un sitio adornado de murales donde se desarrollan juegos como el trompo, bolichas, cuerdas y rayuelas.

El molino, con más de 109 años de antigüedad, está a cargo de Olimpia Corrales, quien recibe a los turistas y como parte de la dinámica narra un poco de su niñez.

Entre otros de los relatos que se comparten durante el trayecto es aquel que refiere a los indígenas panzaleos, que iban en mulas desde Latacunga hasta Saquisilí en busca de granos frescos. También se explica el origen de la palabra ‘mashca’, por transportar máchica. 

Degustación de productos 

Ruta de la máchica

La máchica es la harina de cebada tostada y se la puede comer sola o en colada, que toma el nombre de chapo.

Adrián Cruz señala que, como parte de la tradición, los guías o los propietarios de los molinos dan a los turistas una degustación de productos derivados de la máchica, en la conocida "Hora del chapo".

El chapo es una mezcla de café, leche o chocolate con máchica, que forma una pasta, con una densidad según el gusto del comensal. Los visitantes se sirven también colada de máchica receta especial, máchica traposa, brownie de máchica, cake de banano y máchica y pizza de máchica.

Además se les da a deleitar un poco del mashcazo, un licor hecho a base de máchica, que también lo pueden adquirir por un costo de $ 10 la botella.

Hay además ecofunditas coleccionables y reusables, que contienen una libra de máchica y cuestan $ 3.

De la llegada de turistas se beneficia gran parte de la comunidad, que ofrecen otros productos.

Acogida de turistas 

Durante los seis años de implementación del proyecto Ruta de la Máchica, los latacungueños ya han recibido a turistas de Estados Unidos, Francia, Alemania y otros países. Los visitantes nacionales que más acuden a este emprendimiento cotopaxense provienen de las ciudades de Ambato, Quito, Cuenca y Guayaquil. (I)

Galería de la Ruta de la Máchica 

Platos típicos de la zona 

Ruta de la máchica

Las chugchucaras tienen casi una decena de ingredientes; el chancho es la base de este plato, que cuesta de $ 5 a $ 8,50.

Una de las  fortalezas turísticas de Latacunga es el eje gastronómico; por eso quienes participan de la Ruta de la Máchica en el barrio Brazales también van a  degustar las delicias latacungueñas.

Aquí algunos de sus platos típicos: 

  • Allullas: Panecillos crujientes elaborados con harina de trigo y manteca de chancho.
  • Queso de hoja: Lácteo envuelto en una hoja de atsera o achira.
  • Chugchucaras: Carne de cerdo frita, tostado, mote, papas, plátanos fritos, empanadas dulces, canguil.
  • Tortilla de maíz: Se la hace con harina de maíz, con queso en el centro y se la fríe en una paila con manteca.

Hospedaje 

La ciudad de Latacunga cuenta con una variedad de establecimientos de alojamiento. El costo por noche oscila entre 18 dólares por persona. 

Por ejemplo, a unos 10 minutos del barrio Brazales está el hotel Makroz Colonial, ubicado en la calle Belisario Quevedo y calle General Maldonado. Más detalles al (03)2660285.

Ubicación

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