Luis Tenempaguay vivía enamorado de la playa de San Pablo. Hace 18 años dejó su trabajo de mesero en el bar restaurante Resaca, en el Malecón de Guayaquil, y abrió un negocio en esa comuna de Santa Elena, en una cabaña alquilada por $ 300 dólares para la temporada de playa, de diciembre a abril. Decía, “es mi bar en la playa”. Así surgió el nombre del local: My Bar on the Beach.
“Eran nueve palitos y un cade (techo)”, afirma Luis. Hoy, My Bar on the Beach es una cadena de bar restaurantes, con cuatro locales y una isla, en diversos sectores de Santa Elena. Tiene en marcha la construcción de un hotel y un plan de expansión a la operación turística.
Las ideas visionarias, la lucha diaria, la superación de adversidades han sido el sello del éxito de Luis Tenempaguay y de su negocio. Él es un emprendedor ejemplar. Su historia es inspiradora y hoy forma parte de los 50 personajes, negocios y servicios que hacen historia en el sector turístico y que serán reconocidos como Inversores ejemplares por parte de www.turisec.com, en la Expo Positiva Turisec 2024, a realizarse en Manta a fines de octubre próximo.
Un viaje de trabajo, el comienzo
Luis Tenenpaguay es un emprendedor que ha superado las crisis y se esfuerza por ofrecer buen servicio a sus clientes.
Luis vivía en Guayaquil y fue en 2003 a un trabajo ocasional en el entonces Hilton Colón de Salinas. Al visitar a una cuñada, en San Pablo, le pidió que le avisará si alguien alquilaba una de las cabañas. Ahí comenzó la historia de My Bar on the Beach. ¿Por qué el nombre? “Me dije, si pongo en español, iba a ser igual que el resto. Las cabañas se llamaban Sandrita, Luisita, Esteban, Bryan”, reseña.
Para hacer diferencia, no solo adecuó su local con cañas cortadas, sino que hizo diseños, que hoy son la marca gráfica de los establecimientos.
Desde su apertura, My Bar on the Beach implementó la promoción de 2x1 en cocteles en su Happy Hour, los 365 días del año. Los turistas que viajan a la parte norte de la Península o quienes van a Salinas, Santa Elena o La Libertad, acuden a alguno de los locales para disfrutar de un buen coctel. Luis pone toda su experiencia al servicio de los clientes, pues además de Resaca, laboró hace dos décadas en Guayaquil en Infinity, Unipark, Amén, Amencito.
De los cocteles a la comida
Luis Tenenpaguay estudió gastronomía una vez que puso a funcionar su negocio. Hoy él supervisa la preparación.
Instalado su bar, Luis vio la necesidad de ofrecer el servicio de restaurante. “Mi idea era tener un bar, no vender comida. Pero la gente venía por los cocteles y pedía comida”. Por eso convenció a un amigo chef de San Pablo a dejar su trabajo en Guayaquil y laborar en My Bar on the Beach. Y logró éxito, ya con la ayuda de su familia.
“La cabaña empezó a llenarse. La diferencia era la atención y la comida. Tengo clientes desde hace 18 años que todavía me visitan”, relata Luis Tenempaguay, con un brillo emocionado en sus ojos.
Mientras el negocio se desarrollaba, él estudió y se graduó de coctelero profesional. Pero no paró. “Pensé: mi amigo no va estar conmigo toda la vida. Estudié tres años de gastronomía y me gradué de chef de partida. Y una de esas, mi amigo me abandonó y se fue a Decámeron”.
Su relato inspirador sigue: “Empecé a contratar gente y yo era el guía. No hemos perdido la sazón, no hemos perdido el carisma. Por eso, mucha gente cuando llega, me busca, como dueño, como líder. Para mí, es un honor atender a alguien y eso le gusta al cliente. Si hay algún pedido y yo no tengo, lo consigo. Así crecimos”.
Esfuerzo frente a adversidades
Los clientes de My Bar on the Beach hallan una variedad de platos, además de cocteles. Hay un ambiente acogedor.
El sacrificio, creatividad y entrega de Luis y su familia dieron sus frutos. Logró establecer cuatro locales y una isla en el cerro Tablazo, de Santa Elena. A inicios de 2019, My Bar on the Beach daba empleo a 50 personas en todos sus locales. Era la etapa de mayor movimiento en la historia.
Hasta que llegó la pandemia, con su golpe contundente. Ahí solo quedó con el local principal, para pedidos a domicilio. “Hasta yo entregaba comida. Iba a Salinas por un arroz marinero y a un precio irrisorio. Iba a Montañita, por un pescado frito, pero sobrevivimos”, rememora.
Los golpes siguieron. Se dieron los paros de 2021 y 2022 y, hasta la presente, la inseguridad. Hoy emplea a unas 25 personas. “Aplicamos estrategias. Cuando se pone duro, por ejemplo, nos dividimos en grupos. Uno trabaja tres días, otro grupo el resto de la semana. Así rotamos, pero nos mantenemos, esa es la manera de cómo mantener al grupo, a la gente y mantenernos nosotros. Por el problema de la delincuencia, gracias a dios estamos protegidos aún. Pero yo me cuido, no paso aquí”, dice.
Frente a tantos golpes, estuvo a punto de cerrar My Bar on the Beach. Luis reunió a su familia y su esposa e hijos lo apoyaron para que no lo haga. A la fecha, cada local es administrado por una de sus hijas, Shirley, Doménica, Paola y Nayerli. Andrés, su otro hijo, tiene a cargo la isla.
“Me ha tocado pagar interés sobre interés a los bancos. Tuve que triplicar las deudas, pero he pagado, he pedido facilidades para cumplir”. Él es el reflejo de la realidad de cientos, de miles de empresarios y emprendedores turísticos y de otros campos en Ecuador.
Mariscos, cortes y cocteles
Los mariscos son la base de la carta de My Bar on the Beach, además de carnes, pastas y cocteles.
My Bar on the Beach atiende público de toda edad. Unos disfrutan de la carta de comidas de mar o de carnes blancas o rojas y las pastas. Hay grupos de chicas o grupos mixtos que llegan para saborear los cocteles y seguir su recorrido por las playas peninsulares.
San Pablo es un destino gastronómico porque el mayor atractivo son los bares y restaurantes frente a la playa y a un costado de la ruta del Spondylus. Los dos locales de My Bar on the Beach tienen dos plantas y una extensión de mesas en la playa. Tomar un coctel o saborear un plato riquísimo con la caricia de la brisa marina y una vista hasta donde se pierde el mar es extasiante.
Hay turistas que van a Salinas, pero avanzan a My Bar on the Beach a la hora de comer. “Aquí vendemos barato. En Salinas un plato vale 20 dólares y aquí, entre 5 y 8 dólares. En San Pablo es rica la comida y económica”, refiere Luis.
Nuevo proyecto
En este 2024 se halla construyendo un hotel. Tiene 10 habitaciones edificadas y la proyección es tener 30. "Mi idea es crear paquetes turísticos. Con el hotel, con la comida, los cocteles y el recorrido tendremos alianzas con empresas y llevaríamos a sitios únicos como Dos Mangas, San Vicente, Montañita, Olón, Las Núñez, Ayangue.
Aquello permitiría traer turistas internacionales y volver a la región en receptora de ese tipo de turismo, no solo en la temporada sino todo el año.
Así están ubicados los locales de My Bar on the Beach
En San Pablo, 1.0
Principal. En la comuna San Pablo, Ruta del Spondylus, diagonal a la intersección con la calle perimetral. Tiene dos plantas, mesas en la playa.
En San Pablo, 2.0
Está 150 metros al norte del local principal, en el sector San Pablo, ruta del Spondylus. Este tiene una planta, pero la misma carta y atención.
Vía a San Vicente, 3.0
Está en la entrada a San Vicente, sector del distribuidor de tráfico de la ruta del Spondylus. Como valor agregado cuenta con una pequeña piscina.
Ayangue, 4.0
El establecimiento está también en la zona de la playa, sector del hotel Playa Aventura.
Isla en el cerro Tablazo, 5.0
En el sector turístico de cerro Tablazo, en Santa Elena, está ubicada la isla. Ofrece una carta similar a todos los locales de My Bar on the Beach.
Horarios de atención
Todos los establecimientos de My Bar on the Beach atienden de lunes a viernes, de 08:00 a 18:00. Sábados y domingos hasta las 20:00. (I)