En casi la mitad de la vía Alóag-Santo Domingo, en las estribaciones de la cordillera occidental de Los Andes, en la Sierra y la Costa de Ecuador se encuentran en Alluriquín, un hermoso capricho de la naturaleza, ideal para hacer turismo en cualquier época del año.
Alluriquín es una parroquia rural de Santo Domingo de los Tsáchilas y no solo debe ser vista como escenario de turismo en el poblado, sino que la verdadera aventura se vive en su amplio territorio con una exuberante vegetación, sus cultivos frutales y ríos cristalinos donde hay al menos siete cascadas para disfrutar.
Cascadas del Diablo
Cada una de las siete cascadas permiten disfrutar del agua fría que actúa como un relajante que quita el estrés.
Alluriquín es un paraíso para el disfrute de niños y adultos en las siete imponentes cascadas consideradas como el escenario correcto para hacer turismo y superar los miedos con la práctica de deportes extremos.
Freddy Almendariz, promotor turístico local, indica que cuando los mulares (animales de carga) pasaban por la cascada, denominada del Diablo, se enfurecían y no querían continuar con el viaje. Para llegar a esta y otras seis caídas de agua se debe escalar una montaña con senderos angostos.
“Según cuentan nuestros abuelos, años atrás el diablo rondada por el sector, por ello hicieron rituales cristianos y tsáchilas con el fin de limpiar las vibras del lugar. Para ellos, desde ese día no se volvió a sentir energía negativa. Más tarde, bajo dicha razón nace el nombre de la cascada”, relata el guía Almendariz.
Detalla que la primera cascada de visita es la del Tigrillo, que tiene una altura de 45 metros. Luego se debe caminar 50 metros para llegar a la cascada del Amor, la cual está rodeada de mariposas de diferentes colores y una frondosa naturaleza donde dominan los árboles de chontaduro.
Turistas extranjeros visitan los bosques de la parroquia Alluriquín para participar del avistamiento de aves.
Hay turistas que deciden continuar y caminar hasta llegar a la cascada del Diablo, que mide 22 metros de altura y tiene una profundidad de 8 metros. Por la forma de las rocas se practican allí deportes extremos como el canyoning. "Tiene un costo de $ 10 por persona bajo la supervisión de nuestros guías”, asegura Almendariz.
El guía local señala que hacia la cuarta cascada, del Duende, se asciende por una peña de alrededor de 15 metros. Esta es la parte más angosta del camino y de terreno irregular en el cual los turistas avanzan sujetándose de una soga que está atada a los árboles.
Recomienda el guía que el sitio es ideal para nadar o descansar, al igual que la quinta cascada, un lugar de relajación total. “Ambas están adecuadas para que el bañista se tome un buen descanso, se libere del estrés y ruido de la ciudad”, refiere el guía
Dice que la penúltima cascada se llama Escondida porque hay que descender 100 metros para encontrarla. Allí sus rocas forman pequeños pozos donde el visitante se refresca y toma fotografías.
La última chorrera es la denominada Ángel, es la más alta de todas por sus 65 metros. El agua es cristalina y está rodeada de vegetación y flores que llaman la atención como las orquídeas. “Desde lo alto se siente aún más paz y hay vista al pueblo de Alluriquín”, resalta Almendariz.
¿Cómo llegar?
La ruta se inicia en el kilómetro 38 de la vía Santo Domingo - Quito. Allí está ubicado el recinto Unión del Toachi, donde se encuentra el puente Quebrada del Diablo.
Su nombre se remonta a 1944. Por esta zona cruzaba la antigua carretera que unía a Santo Domingo con Cotopaxi. Desde all´pi se avanza a la cascada del Diablo, a una distancia de 8 kilómetros del centro de Palo Quemado.
Alluriquín, su gastronomía, alojamiento y ubicación
Variados y ricos platos
El pescado frito es uno de los platos que se ofrece todo el año. Se los sirve acompañado de patacones y ensalada.
En Alluriquín existe una infinidad de restaurantes que ofrecen platos tradicionales; los asados, mariscos, secos de gallina y tortillas de queso son los protagonistas de la cocina. Sus precios van de $ 1 hasta $5.
Además, se destacan las comidas ancestrales de origen costeño o andino, especialmente en el recinto el Paraíso, en el kilómetro 20 de la vía Quito. Otra opción para degustar es el exquisito café arábigo de altura en Otonga Café.
El olor a melcocha, dulces de leche y más golosinas naturales vuelven a Alluriquín en una parroquia muy dulce.
Uno de los símbolos de Alluriquín y que gustan a niños y adultos son los dulces preparados en leche o con panela y maní, mientras que los más grandes apuestan por el queso criollo. Al filo de la carretera, en los locales, o en la misma calzada se ofrecen estos productos.
Estos dulces, sobre todo las melcochas, se ofrecen a cada conductor y pasajeros de automotores que pasan por la parroquia. Decenas de chicas con su canasto de dulces en la mano cubren las 24 horas por turnos para promocionar y vender las melcochas y otros dulces.
En cuanto para la diversión nocturna hay bares y discotecas como el Palomar y Azúcar donde no hace falta quien completa el día con un vaso de pájaro azul, un licor de sabor intenso, característico del sector.
Hospedaje
En Alluriquín hay una oferta amplia de hospedaje, un servicio de calidad en medio de la flora y fauna del sector.
Esta parroquia de Santo Domingo cuenta con diversos establecimientos de alojamiento como hostería Las Cucardas, hostal las Cascadas, hotel Real y otros que generalmente están ubicados en la parte central de la parroquia. El rango de precios de hospedajes en Alluriquín es de $ 12 a $ 25 por persona la noche. (I)