El Alto Nangaritza es una zona de selva poco intervenida por el hombre. Hay laberintos entre las rocas, cascadas, lagunas de vino, un árbol que camina, otro que saca las malas energías; hay cavernas y una diversidad de flora y fauna. En este rincón de Zamora Chinchipe labora José Soto, desde hace una década. Lo escudriño y estableció rutas para hacer turismo. Por la alta demanda, hace un año, puso a funcionar la cabaña ecoturística Joua.
Con un título de guía nacional de turismo, logrado en 2018, Soto se considera guardián de la naturaleza, de la selva, pues desarrolla turismo sustentable, investiga y explica paso a paso, a los visitantes, la importancia de los recursos allí existentes. La zona es habitada por comunidades de la etnia shuar, que también se benefician del turismo.
La cabaña ecoturística Joua es de construcción rústica. Tiene cinco habitaciones, para diez personas; otra habitación para seis; un comedor y un área de recepción. Allí, también hay un espacio para hacer camping. Cuenta con carpas para 30 personas. Las noches sin nubosidad sirven para una conexión con las estrellas. Eso, solo es el comienzo de una aventura inolvidable con tres rutas establecidas por Soto y a las que pueden ingresar personas de toda edad, desde niños hasta adultos mayores.
El ingreso desde cabañas Joua a las rutas turísticas es en canoas a motor por el río Nangaritza, entre la selva.
El laberinto de las mil ilusiones
El Laberinto de las mil ilusiones es la primera ruta del Alto Nangaritza que la describe Soto. Esta recorre por un estrecho que va entre formaciones o rocosas volcánicas que datan de hace millones de años.
“Son encajonados o callejones entre las formaciones rocosas. Allí se incrustaron plantas y árboles cuyas raíces se cuelgan hasta encontrar la tierra. Usted ingresa y hasta puede perderse en esos estrechos, es como su nombre lo indica, un laberinto”, dice Soto.
El recorrido empieza en la cabaña Joua, se baja al río para tomar el bote y navegar por una hora. Los botes o canoas tienen capacidad para al menos 15 personas, están impulsados por motores fuera de borda y surcan las aguas del río Nangaritza.
Un estrecho sendero va entre rocas volcánicas. Este se asemeja a un laberinto y por ahí se hace un recorrido.
Un hora toma también el paso por el laberinto y al final de ese trayecto está el denominado árbol del milenio. Tiene alrededor de 40 metros de alto y el ancho de su tronco se lo puede cubrir o abrazar entre doce a quince personas en cadena. Si bien el laberinto es un paso complicado, Soto lleva hasta personas de la tercera edad sin inconvenientes.
El Refugio del Inca
En la selva del Alto Nangaritza hay grandes árboles de los que cuelgan bejucos o lianas, usados como columpios.
Una actividad que toma de tres a cuatro horas es la ruta llamada Refugio del Inca, en el Alto Nangaritza. Toma ese nombre porque el punto central del recorrido llega a unas cuevas y cavernas donde se habrían refugiado los incas y allí se vive la máxima adrenalina.
Los turistas ingresan a las cavernas y siguen el cauce de un río subterráneo. En algunas partes el agua da hasta la rodilla, en otras a la cintura y hasta el pecho. El avance se da entre las estalactitas, figuras colgantes de roca formadas por la caída del agua por siglos, y las estalagmitas, el mismo tipo de figuras pero que se levantan desde el piso.
Las cuevas, que se diferencian de las cavernas por ser menos profundas, son espacios ideales para hacer fotografías y videos.
A la salida de estas formaciones naturales, el visitante puede sentir las emociones de un niño o emular a Tarzán. Hay árboles con lianas que sirven como columpios o forma de transporte de un punto a otro. Las lianas o bejucos son plantas trepadoras que crecen en la tierra, pero trepan en los árboles y vuelven a caer, como cabos que colgantes.
Desde la cabaña Joua se puede avanzar en canoa o por tierra. José Soto dice que el acceso se torna no muy complicado gracias a su experiencia y conocimiento de esta zona del Alto Nangaritza.
Galería de un paseo único
Navegación
Grupos
Adultos mayores
Una cascada
Cascadas y lagunas de vino
El encanto y la magia de la naturaleza se los disfruta en el tercer recorrido implementado por José Soto en el Alto Nangaritza. Se trata de la Ruta de las cascadas y lagunas de vino. Son varias cascadas que al caer forman unas lagunas color vino. De ahí su nombre.
Esa tonalidad es producto de la descomposición de las plantas que caen al lecho del río aguas arriba. Además de un refrescante baño en el agua que cae de las chorreras, los visitantes se divierten en esas lagunas de agua rojiza.
Hay más atractivos. En esa ruta están el árbol de la energía y el árbol que camina, así como el rostro gigante de Cristo.
El árbol de pambil, una especie de palma, es conocido en el Alto Nangaritza como el que camina. Este tiene raíces bastante pronunciadas que brotan del tronco hacia la tierra y se asemejan a los tentáculos de un pulpo. Las raíces nuevas van sobreponiéndose a las viejas y se adelantan.
Con el tiempo, ese árbol se mueve unos centímetros y por eso se le atribuye que camina. Siempre avanza en sentido hacia donde le dan los rayos del sol, porque busca nutrientes. Alcanza unos 20 metros de altura y su nombre científico es Socratea exorrhiza.
El árbol de la energía es otro atractivo en esta ruta del Alto Nangaritza. Este tiene, según Soto, unos 200 años. En su base posee una cavidad en el tronco y allí ingresan los turistas. Deben cerrar los ojos por dos minutos y meditar, sentirse libres y dejar las malas energías.
Todas estas actividades toman un tiempo de cuatro horas y el acceso es por bote o caminando.
Las llamadas lagunas de vino tienen esa tonalidad y se forman por la descomposición de las plantas aguas arriba.
Paquetes y precios
Full Day. Costo $ 50 por persona.
Parte desde la cabaña e incluye transporte en canoa, excursión en la selva en la ruta que el turista escoja. Almuerzo con el menú que el turista escoja, hidratación y un archivo fotográfico de las actividades realizadas.
Dos días, $125 por persona
El primer día se recorre, según el turista decida, el Laberinto de las mil ilusiones o el Refugio del Inca. El segundo día es la ruta de las cascadas y lagunas de vino.
Consta el transporte en bote, hospedaje y alimentación. De seis personas en adelante, el valor es de $ 110 por persona.
Tres días, $ 185 cada uno
Recorrido por las tres rutas y atractivos adicionales del Alto Nangaritza. Incluye hospedaje y alimentación. Hay descuentos para grupos.
José Soto lleva grupos de jóvenes y hasta de adulto mayores. Cuando se trata de varias personas hay descuento.
Restaurante
Atiende a los turistas bajo reserva. Se sirve el menú que el visitante escoja, inclusive para personas veganas. La atención está a cargo de la esposa de José Soto, Mónica Chávez, y de su hijo, Dany, quien es chef profesional.
En cuanto a comida tradicional, hay hayampaco de tilapia, caldo o seco de gallina criolla y caldo de corroncho, que es un pescado de escama dura, que en la Costa se lo conoce como raspabalsa o campeche. Lleva también maní y huevo. Otro plato local es la sopa repe, hecha con guineo verde.
Cómo llegar
Desde Quito o Guayaquil, es recomendable ir por Loja hacia Zamora. De allí se avanza hacia la Guayzimi, cabecera del cantón Nagaritza. La cabaña Puerto Jogua está a 40 minutos de Nangaritza, a dos horas y media de Zamora.
La cooperativa de transportes Nambija tiene turnos hacia diversas zonas de Zamora Chinchipe.
El clima es variable, pues hay mucha nubosidad. Puede que un día sea soleado, caluroso, con noches estrelladas y el otro llueva toda la jornada.
Contactos
Celular: 098 577 1605
Web: https://sotojose.now.site/home
En Facebook e Instagram, cabañas Joua Alto Nangaritza
Localizador
José Soto: No solo guío a los turistas, les explico cada recurso
El trabajo de José Soto es reconocido. Ha sido invitado a exposiciones como uno de los representantes de Zamora Chinchipe, la sureña provincia amazónica que limita con Perú. Él es parte de los 50 Impulsores Pro del turismo en Ecuador, que serán galardonados en la Expo Turisec 2024, en Manta, Manabí, en octubre próximo.
Aquí algunos textuales sobre su labor:
“El Alto Nangaritza es un lugar donde tenemos una amplia biodiversidad, en flora y fauna, selva, montañas y un río navegable. Hay comunidades shuar a las que podemos también hacer una visita, ir donde los shamanes y tener una experiencia vivencial, beber la ayahuasca con un ritual que purifica el alma y limpia de los malos espíritus.
La gente ahora busca lugares seguros donde pueda estar con tranquilidad y relajarse, estar lejos de la ciudad, adentrarse y conectarse con la naturaleza. Me he dado cuenta que mucha gente de la tercera edad busca estas alternativas; hemos tenido ya unos 10 o 12 grupos de 12 personas para arriba, que son de 65 a 78 años de edad. Ellos ya están buscando alternativas y han venido a nuestra cabaña, han pasado uno o más días.
Asimismo, vienen grupos de jóvenes, como los alumnos del colegio Torremar, de Samborondón, que cada año vienen entre 70 u 80 a vivir esta experiencia.
José Soto es guía nacional titulado desde 2018 y estableció su cabaña y recorridos en su zona del Alto Nangaritza.
Nosotros hemos tenido la oportunidad de serviles de la manera cordial y lo más grato es que cada cliente va bien agradecido, bien servido porque en cuestión de alimentos
En mi caso, como quía, yo explico todas las actividades en el transcurso de la navegación, voy hablando con el turista, le indicó cada lugar, cada cascada, cada formación, cada encañonado.
A cada grupo que llega al Alto Nangaritza les hablo sobre la variedad de plantas, porque hay las venenosas, las curativas, hay plantas que son comestibles. El turista aprende y valora mucho la selva, la naturaleza, la biodiversidad”. (I)
