Ensenada y cerro Tijeretas, símbolos de San Cristóbal, donde el visitante comparte espacios con las especies

Un lobo marino, de casi dos metros de largo, se despereza en la plataforma de cemento, a la que besan algunas olas suaves; el mamífero de mar extiende sus aletas y deja que el sol recargue su cuerpo con energía. Es mediodía y en la ensenada del cerro Tijeretas, en la isla San Cristóbal, una treintena de turistas comparte el espacio de la plataforma de acceso al mar con otros siete lobos de mar y una iguana que los mira con curiosidad.

Este muelle es un espacio de convivencia entre las especies galapagueñas y los visitantes ecuatorianos y de otros países. La ensenada del cerro Tijeretas, en San Cristóbal, es un área para nadar y practicar snorkel y bucear. Allá se llega luego de una caminata de aproximadamente 45 minutos desde Puerto Baquerizo Moreno, la capital de Galápagos.

Por un sendero que va en medio de la naturaleza se llega a la parte alta del cerro Tijeretas y a la ensenada.

La ensenada Tijeretas queda en la parte baja del cerro del mismo nombre, cuya cúspide ha sido señalada como zona de evacuación en caso de tsunamis y en ella hay cuatro miradores inigualables. El cerro lleva ese nombre porque allí frecuentan las fragatas, que al volar dejan ver su cola en forma de tijeras.

Desde el Centro de Interpretación Gianny Arismendy, hasta donde se puede llegar en vehículo de alquiler, si se desea, hay un sendero que lleva a la cima del cerro y a la ensenada. El camino,  adecuado con adoquines, tiene a los costados un terreno rocoso, de lava solidificada, donde han crecido cactus y una serie de árboles y arbustos propios de Galápagos. Allí se dejan ver lagartijas y pinzones.

En la ensenada del cerro Tijeretas se nada y practica buceo y snorkel. Bajo el agua se aprecian peces y otras especies.

Vista desde el sendero de descenso, la ensenada, con forma de herradura, es una entrada de agua de mar de color turquesa, cuyas olas suaves chocan en la roca. Es un cuadro sobrecogedor, por la belleza de la naturaleza. A los costados de las aguas turquesas resalta el verdor del cerro y en la base, como un pequeño punto de acceso, hay un muelle, con una plataforma de cemento y otras dos hechas de madera. 

Allí no caben más de unas 50 personas. En el agua, los lobos juguetean, algunos saltan y vuelven a caer como si fueran delfines. Cerca, algunos turistas nadan, bucen y en el fondo ven peces de colores, lobos marinos, iguanas.

Esa vista y las aguas mansas hace que todo este conjunto del cerro Tijeretas sea el más visitado de San Cristóbal, según los registros del Parque Nacional Galápagos. A este atractivo se puede ir sin guía, sin costo. No obstante, los operadores turísticos locales ofrecen paquetes que incluyen almuerzo y guía.