Ecuador es sinónimo de biodiversidad, un ideal turístico que todo ser humano debería conocer. Así lo catalogan 28 estudiantes secundarios españoles que conocieron algunas localidades ecuatorianas de la Sierra y el Oriente, en dos viajes organizados en 2018 y 2019, con el aval del instituto donde cursan los últimos años de secundaria.
Aquella experiencia, catalogada como única, ha quedado plasmada en dos libros y en una exposición fotográfica que se realizó esta semana en el Centro Cultural Ecuador en Madrid, con el apoyo de la Embajada ecuatoriana. Incluso el segundo grupo ha ganado un concurso mostrando la belleza del Ecuador.
La idea nació de David Jiménez, docente del Instituto Educativo Las Musas, de Madrid, que tiene unos 1.500 estudiantes. Él vino al Ecuador en 2014, vivió dos años y medio y que dó maravillado. Nunca se imaginó encontrarse con un país que ofrezca tanta diversidad en un solo lugar.
Relata que el Ministerio de Salud adelantó en ese entonces el programa Ecuador Saludable. Se trataba de una campaña para que médicos ecuatorianos regresen a su patria y también se incluían médicos españoles e italianos. Ahí, junto con su esposa que es doctora, viajó al Ecuador.
Cuenta que residió un tiempo en Ibarra y luego en Manabí. Confiesa que los dos años y medio fueron maravillosos, experiencias únicas y el conocer la cultura de este país fue increíble. Antes del viaje era profesor de secundaria y al volverá Madrid se reincorporó a su trabajo. El sueño de Jiménez siempre había sido llevar a sus alumnos a países en los que sus compañeros de clases procedían.
Luego de su retorno del Ecuador, enamorado del país, veía muy lejana la posibilidad de que sus discípulos conozcan la hermosura del territorio ecuatoriano. Había muchos obstáculos, como el costo elevado de los pasajes, la distancia del país y sobre todo por tratarse de un alumnado menor de edad. No era sencillo.
La idea tuvo acogida
Uno de los grupos de estudiantes viajeros del Instituto Las Musas en su visita al lago Cuicocha, en Imbabura.
Planteó la idea a las autoridades del plantel y, sin esperarlo, el director apoyó ese proyecto. “En el 2017-2018 conseguimos que viajen ocho alumnos y dos docentes; el siguiente año, con la segunda promoción, viajaron 20 alumnos con dos profesores. La tercera, con un grupo de 40 chicos, viajarían en 2020, lamentablemente por la pandemia del COVID-19 no lo pudimos hacer”, dice.
El objetivo del gestor de esta actividad fue que las experiencias vividas, recuerdos y anécdotas lograsen entusiasmar a los nuevos docentes y estudiantes para que tomen la decisión de viajar al Ecuador.
Del segundo viaje, además del libro y la exposición, queda un video elaborado por la Embajada del Ecuador en Madrid, titulado Las Musas a un paso de la Amazonia. Ahí, uno de los estudiantes que tomó parte del recorrido, exteriorizó: “Fueron días increíbles, nunca he visto nada parecido”.
Visitas a tres provincias
Una de las fotografías expuestas en la muestra estudiantil en Madrid corresponde a un mercado de la Serranía.
Con respecto al viaje, Jiménez indica que estos duraban de 10 a 11 días. Inicialmente, los estudiantes y los docentes acompañantes dormían en Quito. Desde ese punto realizaban diversas actividades como visitas al Centro Histórico, museo Guayasamín, museo del Intiñán; otro día visitaron el Parque Nacional Cotopaxi, mientras un tercer día iban a localidades de Imbabura, en este caso Otavalo y Cuicocha, además de la localidad San Clemente, donde Jiménez tiene contacto con la lideresa comunitaria Olga Carlosama, quien narra las costumbres indígenas.
La segunda parte de la visita es un desplazamiento a la Amazonía, cerca del Tena. Ahí llegan a un proyecto comunitario de mujeres en Misahualli, llamado Sinchi Warmi. Entre 4 y 5 días convivieron con ellas, que mostraron su proyecto turístico, su cultura. Esa parte, al alumnado lo entusiasmó mucho, porque es impactante que a su edad (16 a 17 años) se adentren en la selva, que equivale a muchas aventuras y adrenalina.
Cada estudiante, con su cámara fotográfica y celular, captaba los mejores momentos de la zona que recorrían. Esas imágenes se hicieron acreedoras del noveno premio Nacional de Educación Vicente Ferrer de España.
“En las dos promociones que se han llevado a cabo, y la tercera que quedó inconclusa, creemos que viajaremos con ese mismo grupo este año, en una de ellas editamos el libro, en la segunda la editamos y preparamos la exposición, donde se muestran fotos de las locaciones visitadas. Por temas de pandemia nos retrasamos y por eso se inauguró ahora la exhibición”, explica Jiménez.
Exposición en centro cultural
En relación a la exhibición fotográfica en España, Jiménez expresa que, por las medidas de bioseguridad, esta se ha dado con regulación del aforo y con reservaciones por anticipado para acudir al evento.
“El día de la inauguración, teniendo en cuenta el aforo que nos permitió la Embajada, que era aproximadamente unas 45 personas, llenamos el aforo y todas eran de la comunidad educativa nuestra. Hice visitas pequeñas con familias y amigos, pero no estaba abierto para todo público, las condiciones del Centro Cultural Ecuatoriano en Madrid no eran las normales”, detalla.
Financiamiento es difícil
Sobre el costo de los viajes, Jiménez afirma que ellos, como institución, realizan diversas actividades para recaudar dinero y costear los pasajes. Así reúnen unos 400 dólares por alumno, pero eso poco, pues el costo total aproximado del viaje para cada alumno es de $ 1.500. “Nuestro gran problema siempre es la financiación, sobre todo porque los pasajes aéreos son terribles”, se lamenta.
Al plantearle si necesitarían alguna ayuda del Estado ecuatoriano para que este periplo siga y se difunda las riquezas paisajistas y culturales del país, el docente considera que si en Ecuador se les facilitaría el transporte para los recorridos, sería un alivio.
Hoy, el nombre de Ecuador y sus maravillas suena en la comunidad educativa de Madrid y toda España. La idea se podría replicar en otras partes del mundo si las autoridades del país la toman en cuenta. (I)