Paz total y desconexión con la vida cotidiana se siente al llegar al valle de Íntag, un lugar diverso para hacer turismo de naturaleza y comunitario. Está en el suroeste de la provincia de Imbabura y allí se asientan seis parroquias del cantón Cotacachi, a tres horas de la cabecera cantonal.
En el valle de Íntag, la naturaleza, cultura, costumbres y diversión se unen armoniosamente para que quienes lo visiten se lleven una experiencia inolvidable. Además ofrece exuberantes frutas tropicales, paisajes, sitios ideales para pescar y brinda la oportunidad de disfrutar de un refrescante baño por el río y cascadas.
La zona turística está considerada entre las diez zonas calientes de gran biodiversidad a nivel mundial y como área de importancia para las aves, pues se encuentran 20.000 especies de plantas, 500 especies de aves y animales como el jaguar, ocelote, venado, oso de anteojos, entre otros.
Darse un baño de naturaleza
El oso de anteojos está en peligro de extinción, pero en el valle de Íntag se hallan algunos ejemplares.
Margarita Espín, promotora turística de la Asociación de Servidores Turísticos de Íntag, es la encargada de dar la bienvenida a los visitantes que se adentran al bosque subtropical del Chocó Andino. Allí el ecoturismo se ha convertido en un importante motor de la economía local.
Ella dice que la verdadera razón para visitar Íntag es para vivir un baño de naturaleza. Es decir, sentir el viento del bosque, mirar la vegetación, escuchar el canto de las aves y sonidos de animales y fusionarse con el entorno.
Eso se sienten los turistas al recorrer hacia la cascada de la Plata, en la parroquia García Moreno. Al lugar se llega tras una caminata de 20 minutos desde la carretera principal.
Allí, una caída de agua de tonos plateados anima a los visitantes a escalar por las rocas; otros se quedan en la parte inferior y reciben el golpe de agua, que es como una recarga energética que libera del estrés.
En dicha parroquia es un complejo natural el río Íntag, que recorre todo el valle. Los visitantes disfrutan de paseos y baños frescos en sus aguas. Cabe destacar que la corriente del río permite practicar rafting y en sus alrededores hay senderos para caminatas, cabalgatas y ciclismo.
Una casa del árbol, una torre en la cima de los árboles, es otro de los atractivos para el turismo en el valle de Íntag. Desde allí se aprecian las especies del lugar como el gallito de la peña, entre otros.
“Hemos hecho del valle de Íntag un paraíso escondido de Imbabura, por eso lo hemos adecuado para comodidad del visitante que guste de una jornada al aire libre y contacto con la naturaleza. Esa es la razón por la que se han construido cabañas para que el turista descanse a lo largo del bosque tropical nublado”, acota la guía Espín.
La productividad y el turismo
La molienda de Lizardo Ruiz acoge a los turistas que quieren ser parte del procesamiento de la caña de azúcar.
José Ruíz, guía local, asegura que la actividad productiva de Íntag es parte del turismo comunitario. Las mujeres de la zona se han organizado para acompañar en este recorrido y mostrar los procesos productivos que se dan en el valle. Ahí se cultiva plátano, yuca, café y caña de azúcar.
De este último producto hay una ruta especial de moliendas para conocer sobre la elaboración de jugo de caña, panela, miel, licor, entre otros. Uno de los molinos artesanales o trapiches visitados es el de Lizandro Ruíz.
Desde la entrada por los cañaverales se siente el olor del azúcar hirviendo. “Mi papá ya se encuentra allí esperando a los turistas con un delicioso jugo de caña, al que se le puede agregar puntas (licor). Ya eso es opción de cada cual”, destaca el guía de turismo de Íntag.
El trabajo en la molienda es heredado de los abuelos. Quienes conocen las moliendas no podrán evitar salir de ahí con los dulces elaborados en ese mismo instante.
“El ingreso no tiene ningún costo. La ayuda se hace notar al momento que los turistas son parte del proceso de la caña de azúcar, ven y hasta preparan su propio dulce y finalmente le dan un valor económico”, expresa Ruiz.
Alojamiento limitado
Las parroquias del valle de Íntag tienen diversos emprendimientos liderados por las mujeres de la zona.
Annabelle Ortiz, otra de las guías, puntualiza que la oferta de alojamiento es limitada pero diversa en cada una de las localidades del valle. Existen hostales y hosterías que brindan ambientes naturales y cómodos.
Por ejemplo, en la parroquia Peñaherrera está Isla Hostería, que ofrece habitaciones tipo cabañas, con restaurantes al aire libre y espacios de entretenimiento. En el día, los turistas tienen la opción de pasear por sus amplias áreas verdes hasta llegar a orillas del río Íntag. El hospedaje es de $ 35 por persona la noche.
Desde el hospedaje tienen acceso a visitar otros atractivos que para el turismo ofrece Íntag, como las aguas termales de Nangulvi. Estás proviene del subsuelo, tienen un color cristalino. Los turistas las visitan por sus propiedades medicinales. El ingreso tiene un costo de $ 3 y $ 5.
Ortiz dice que en las noches, antes de descansar, los viajeros regresan a la hostería para disfrutar de una fogata, con buena música, gracias a Cotobito Espinoza Padilla, gran referente musical de bomba del lugar.
Mientras que los fines de semana y feriados, en la hostería se realizan ferias de emprendimientos de los moradores del valle. Dentro de ella, hay iniciativas de alimentos elaborados como conservas de frutas, ajíes, café artesanal y licores. A la feria se suman las artesanías como tejidos de cabuya adornados con tintes naturales.
Platos típicos
El caldo de gallina criolla es uno de los platos que se ofrece a los visitantes en Íntag, pero el picadillo tiene alta demanda.
El picadillo es el plato típico símbolo para el turismo en la zona de Íntag. Se prepara con frijol y plátano verde. También sobresale la yuca y el camote acompados con pescado y fritada, además del caldo de gallina criolla.
¿Cómo llegar?
- Desde Quito salen buses de la cooperativa Otavalo; hay frecuencias diarias a Íntag. El pasaje cuesta $ 2,80.
- También está la ruta Cotacachi-Quiroga-Íntag, en donde se abordan los buses de la cooperativa Valle de Íntag. El pasaje tiene un valor de $ 2,80.
- Desde Otavalo hasta las termas de Nangulvi salen buses de la cooperativa Otavalo. El pasaje cuesta $ 2,80. (I)