Un plato con maduro asado y maní tostado llega a la mesa como entrada o aperitivo. El bocado manabita huele a comida campestre. Viene, luego, un caldo de gallina criolla, un sudado de pescado, servido con arroz mezclado con un crujiente cocolón (arroz mismo, pero tostado, aceitoso, que se asienta en la olla), y jugo de sandía.
Es un almuerzo exquisito, matizado con un ambiente del campo manabita en el sector Zapallo, atrás de la Loma de Portoviejo. Es un pequeño valle rodeado de montañas con bosque seco tropical, donde predominan los árboles de ceibo, cuyas ramas forman figuras abstractas. en verano, el suelo es semidesértico con pequeños oasis de verdor
Allí, al pie de la vía que une el puente Guabito, en la ruta a Santa Ana, con la Portoviejo - El Rodeo, está el restaurante La Sazón de Charo, con su casa principal de dos plantas edificada con caña y madera.
Junto a las mesas hay diferentes platas florecientes; a un costado hay un pequeño platanal y más especies florales. Unas hamacas cuelgan de los pilares, para facilitar una siesta perfecta y reparadora, si así lo desea el comensal.
Nueva alternativa
Con un estilo campestre se disfruta en el comedor del restaurante La Sazón de Charo y otros más de Zapallo.
En ese ambiente, la comida manabita parece ser más rica, da ganas de pedir otro y otro plato, respondiendo a la pregunta de María Ponce García, una de las meseras que atiende con tesón en La Sazón de Charo, uno de los cuatro establecimientos que se han ido desarrollando luego de la pandemia en el sector.
Gloria García y Lenin Ponce instalaron el negocio hace cinco meses. Gloria vivió 26 años en Venezuela y regresó en 2017 por la difícil situación en ese país. Enfrentó problemas durante la pandemia hasta que instaló el negocio y hoy ya piensa ampliar.
"La receptividad del restaurante ha sido buena, gracias a Dios. Quienes han probado los distintos platillos se quedan con ganas de más. De entrada les damos un piqueo de maduro con salprieta o maní quebrado, y a nuestros clientes les encanta y nos piden hasta doble de maduro", relata María, la mesera e hija de la propietaria, con un acento mezclado venezolano-manabita.
El menú de la casa
El secreto del sabor está en la leña con la que se cocinan los alimentos en Manabí. Nunca falta el verde asado.
Ella destaca que dentro del menú de comida manabita cuenta con desayunos que pueden ser estofados de carne, pollo, longaniza, hornado de chancho, bolones o humitas.
En el almuerzo hay variados caldos de campo, como raspado de verde, de fideo o costilla de res, de pata, viche y muchos más. Los segundos son igual de variados. Además ofrecen caldo y seco de gallina y la llamada palizada, caldo con todos los huesos de la gallina criolla.
Un menú similar, con variaciones propias de cada uno, lo tienen el restaurante El Zapallo, el primero en asentarse en la zona; el comedor El Rosedal, ramada Papi Temo y comedor Disfruta.
"Esta zona quiere llegar a muchos paladares y cada chef tiene su toque", refiere María García Ponce.
A ambos costados de la vía que enlaza las rutas de Portoviejo a San Ana y Junín se asientan los restaurantes.
