El anuncio del ministro de Turismo de Ecuador, Niels Olsen, de poner a debate el borrador de un reglamento para el alojamiento compartido que se oferta en plataformas virtuales como Airbnb revivió una polémica que viene desde años atrás. Los operadores en ese sistema virtual dicen no al reglamento y critican la intención, mientras dirigentes del gremio turístico y hotelero ven como positiva la idea, aplauden el reglamento y piden ponerlo en marcha.
La intención de Olsen, para quien las plataformas son bienvenidas en Ecuador, es que estas estén registradas en la cartera de Estado, tengan licencia anual de funcionamiento y permisos de los GAD cantonales para que cumplan con estándares mínimos de calidad y seguridad.
El representante del Ministerio de Turismo afirma que el Reglamento actuará a favor de los anfitriones quienes recibirán promociones turísticas. Además añade que el proceso de registro en línea es de fácil acceso y totalmente gratuito, es decir libre de complicaciones burocráticas.
Vía Twitter, Gabriel Guzmán, presidente de la Asociación de Arriendos Temporales de Ecuador (AnfitrionesEC, que agrupa a quienes operan en las plataformas), señala que el proyecto de reglamento quedará en manos de cada municipio del país y será una traba. “Los GAD no deben imponer prohibiciones ni restricciones para el desarrollo de esta actividad. Es inconstitucional, ni informes previos de compatibilidad de uso de suelo. No se puede limitar el derecho a la propiedad privada, son barreras”, señala.
La ciudadana Elsa Tovar, que alquila su casa a turistas, reprueba y responde al comunicado ministerial: “No somos hoteles, somos amas de casa, pueblo común y corriente que obtiene un ingreso extra para cumplir sus compromisos y sobrellevar estos duros momentos de la situación del país, en mi caso ya de la tercera edad”.
En esta misma red social el internauta Juan Salvador rechaza la medida. Él analiza que si los estándares ya están requeridos en Airbnb, por qué la intención de crear y controlar de la burocracia. “Si lo que se pretende es simplificar, entonces por qué quieren regular algo que esta carta admite y ya funciona por sí solo”, refiere.
Entre otras de las reacciones en las redes está la de Luis Espinoza, economista. Menciona que las plataformas como Airbnb están posicionadas en el mercado turístico desde hace varios años atrás. De hecho, asegura, no conocer de alguna inferioridad. "Han funcionado en Ecuador sin necesidad de ningún reglamento burocrático y los niveles de satisfacción de los clientes superan el 90 por ciento”, dice en parte de su análisis.
Pero el sector turístico organizado piensa distinto. En una entrevista con TURISEC, Holbach Muñetón, presidente de la Cámara de Turismo del Guayas, asegura que el reglamento pasa a ser viable y lo reciben con satisfacción, "aún más cuando se anhela un Ecuador globalizado con libre mercado en oferta, demanda y competencia, pero bajo los mismos lineamientos".
Muñetón manifiesta que al existir opiniones divididas es obligación de los responsables dialogar y formalizar soluciones de forma y fondo, ya que conforme a la ley los empresarios pagan impuestos, mientras que "de repente una persona natural abre un negocio y no cumple con las normativas".
Añade que si se busca modernizar, hay que llevar un control y seguridad para los visitantes. “Se necesita una inspección de a quién están hospedado, en qué lado está hospedado, porque no puede ser que mañana extranjeros no estén en un hotel sino corriendo riesgos. Para eso es el reglamento, para poner orden, sin orden no son sostenibles ni sustentables en el tiempo”, expresa el directivo.
Mientras Luis Tenempaguay, vicepresidente de la Cámara de Turismo de Santa Elena, considera que para el sector hotelero, la mejor estrategia es volverse aliados con Airbnb (para no pagar impuestos) y esto a raíz de menor costo en habitaciones y demás servicios a requerir por los turistas.
Napoleón Jiménez, presidente de la Asociación de Hoteles y Hostales de la Provincia del Guayas, anhela que después de la resolución, el sector turístico resulte ser más eficiente. Exterioriza que los hospedajes de Airbnb no van a terminar, más bien con el Reglamento deberán formalizarse, llevar un control y cobrar el IVA para satisfacción de todos.
Jiménez reafirma que el sector hotelero paga impuestos, permisos de funcionamiento, cumple con sus obligaciones laborales. Mientras que las personas que ofrecen servicios de alojamiento informalmente, sin contar con permisos, sin pagar impuestos, sin cumplir con obligaciones laborales y sin monitoreo, podrán ofrecer sus servicios libremente y se autorregularán.
Esto generará a lo menos varios tipos de resultados. El primero es que el tipo de prestaciones informales crecerán desplazando crecientemente al sector formal. El segundo es el sector formal, quien no verá ningún beneficio en formalizarse y trabajará en forma independiente como el sector informal. El tercero es que el Estado no recibe impuestos del sector informal. (I)