Rojo, Verde y Ajo. Un nombre suigéneris para un restaurante que ofrece platos de las tres regiones del Ecuador y se halla, como dice su propietario, Henry Arboleda, en el ombligo del Ecuador, en La Maná, cantón conocido como El Encanto de Cotopaxi.
Se trata de una cabaña restaurante construido años atrás en medio de la naturaleza. Su vía de ingreso, de unos 60 metros, desde el kilómetro 1 de la vía La Maná-Latacunga, tiene árboles y flores a los costados y al llegar a la zona de parqueo deja apreciar una construcción de madera, muy iluminada, con mobiliario hecho con troncos y diversas áreas para comodidad de los comensales.
Por qué Rojo, Verde y Ajo
En un ambiente rodeado de naturaleza, con estilo rústico y una carta variada atiende el restaurante Rojo, Verde y Ajo.
Las adecuaciones llegan a la orilla misma del río San Pablo, bravo en épocas de lluvias, pues baja desde las estribaciones y avanza hasta el Guayas. Hay árboles por todo lado. Algunas mesas se protegen de esa frondosidad.
La rusticidad de Rojo, Verde y Ajo se suma a la clave del éxito, que es la variedad de su cocina, pues no solo ofrece platos de Costa, Sierra y Amazonia de Ecuador, sino también algunos de especialidad internacional. Se complementa con música programada por un Dj y una buena carta de vinos, wiskys y cervezas.
¿Por qué el nombre de Rojo, Verde y Ajo? Henry Arboleda señala que el tomate, pimiento y el ajo son infaltables, son la base en la preparación de sus platos.
Yaguarlocro, maito y tonga
Cabe destacar la variedad de sus platos. Entre ellos están el yaguarlocro, sopa típica de la Sierra preparada como un locro de papa, vísceras de borrego, aguacate, cebolla y una porción de sangre frita de borrego.
Del Oriente ecuatoriano se ofrece, por ejemplo, el maito, un preparado con pescado, en este caso con tilapia, palmito, yuca y plátano verde cocido en una envoltura de hoja de bijao. De la variedad de la Costa destaca la tonga manabita, preparada con arroz, gordo de maní, presa de gallina criolla, pedazo de maduro y buena sazón, todo envuelto en hoja de plátano.
En la carta están, además, tilapia asada, caldo y seco de gallina criolla, una variedad de ceviches, entre ellos el de pinchagua; camarones apanados, arroz con camarón, alitas, costillas BBQ, pollo, lomo y chuleta en diversas preparaciones y más ricuras. En el establecimiento atienden recepciones y si el interesado lo pide, también reuniones fuera del local.
Mirada gráfica al restaurante
Una diversidad de áreas
El propietario de Rojo, Verde y Ajo resalta que el local ha sido construido y equipado con material rústico, todo del medio, como valor agregado. Eso se aprecia y disfruta en las diversas áreas. El salón principal tiene alrededor de 20 mesas elaboradas con troncos de árboles. Los adornos y las sillas también son de madera.
A un costado del establecimiento, dividido por el área de baños, hay una piscina mediana. Entra el agua de un estero y sale por otro sector. A un lado está un horno para asados con una bancas y mesas de piedra. Al otro costado es la zona de perezosas. Allí mismo hay mesas de trancos de madera con techo rústico.
Los juegos infantiles también son de madera. Su suman espacios para que se acomoden por grupos, una pista de baile, área de fogatas y un tronco que hace de mesa gigante frente al río.
Precios, contactos y ubicación
El rango de precios depende de los platos que se pidan. Hay clientes que llegan a Rojo, Verde y Ajo para reunirse con amigos y solo consumen bebidas de moderación y algún piqueo, así como aquellos que llegan para festejar por diversos motivos con familiares o amigos.
Para reservas, contactos al 0979823101
Rojo, Verde y Ajo restaurante está en el km 1 de la vía La Maná-Latacunga. Si va de La Maná, Quevedo u otras ciudades costeras, siga la avenida 19 de Mayo hasta el final, tome la vía a la Sierra y luego de la curva del cerro, a medio kilómetro está la entrada. La referencia es la planta asfáltica, que se encuentra en el área vecina. (I)