Los dulces de Corpus son variados por sus sabores, formas y colores en islas ubicadas en los portales de las casas patrimoniales de Cuenca. Foto del FMTPC.

Con una sonrisa que atrapa y frases de cariño, Cecilia Orellana invita a saborear sus bocados, en uno de los puestos instalados en el centro de Cuenca. “Aquí tenemos el dulce para endulzar las amarguras de este tiempo. Vengan deléitense con todo lo que ofrecemos con mucho cariño los cuencanos”, expresa Cecilia, con la ternura característica de una persona de 70 años.

Ella es una de las 120 comerciantes que desde el pasado jueves 16 de junio forman parte de la llamada 'Feria más dulce del mundo', que, con ocasión de la fiesta del Corpus Christi, se desarrolla en Cuenca. Son diez días en los que los visitantes se deleitan de los tradicionales dulces de esta celebración religiosa y que se ha vuelto una costumbre familiar y un atractivo turístico, aunque este año no llegaron visitantes por el paro. La feria termina este 26 de junio.

Orellana viene de un hogar dulcero. Su familia llevan cerca de 50 años dándole vida y color a los alrededores del Centro Histórico de Cuenca con una variedad de dulces. Dice que después del confinamiento por el COVID-19, sus días volvieron a ser como antes, con una vida dispuesta a servir y hacer feliz a niños y adultos.

Añade que a pesar de los recientes y alarmantes sucesos que el país atraviesa, la fiesta y el turismo local no se han hecho esperar. Por ello está optimista y agradecida por la acogida y las ventas. Atiende en su puesto  desde las 07:00 hasta las 23:00 y oferta dulces desde 10 centavos de dólar, según el presupuesto que dispongan los clientes.

En Cuenca nacen todos los dulces del Corpus, aquellos que con el paso del tiempo se han vuelto propios de otras celebraciones culturales. Ruth Palacios o “Doña Ruth”, como todos la llaman de cariño, lleva más de 60 años en la preparación y ventas de los dulces del Corpus. Ella afirma que el quehacer es heredado de su progenitora, quien desde los 10 años de edad  y bajo el calor de su humilde hogar le enseñó a preparar cerca de 60 tipos de dulces, todos distintos ya sea por su sabor o color.

“Los quesitos, bolas de piñas, cocadas, suspiros, arepas, quesadillas, huevitos de maní y así, una infinidad de dulces los preparo con mucho amor”, detalla Doña Ruth, quien es propietaria de la marca Corpus Christi Café, que nació hace casi 25 años (ocho días antes de la fiesta mayor) dentro de un oscuro zaguán en el domicilio familiar.

En Cuenca está la feria más dulce del mundo

En Cuenca, los visitantes a la feria de dulces tienen una gran variedad para escoger, de todo precio y sabor.

Ruth Palacios menciona que entre los productos más pedidos y favoritos de los clientes sobresalen los conocidos quesitos, elaborados como pequeñas hostias (en honor a la eucaristía) que se rellenan con dulce de leche. Su nombre se debe a la similitud que estos guardan con pequeños quesos. La señora, que bordea los 80 años de edad, comparte parte de su receta e ingredientes. Claro que se queda con el secreto del sabor.

Preparación del quesito

Ingredientes: Treinta hostias pequeñas, 15 gramos de mantequilla, 225 gramos de azúcar, una rama de canela, 100 gramos de arroz remojado y medio litro de leche.

Preparación: Poner en remojo el arroz por un lapso de tres horas. Seguido, triturarlo y hacer una especie de harina de arroz para después cocinarlo por un tiempo de 20 minutos hasta que se forme una pasta. En esa pasta añadir leche, mantequilla, azúcar y canela, que a la mitad de la cocción será retirada para evitar algún mal sabor.

Una vez que el manjar este caliente se procede a colocar un poco por encima de las ostias. Es recomendable que sea en caliente para que la textura sea más fácil cerrar. Una vez secada la hostia humedecida por efecto del manjar blanco, se aplica azúcar impalpable. Y listo.

En el emprendimiento de Doña Ruth, los quesitos se ofrecen a 20 centavos de dólar, cocadas a $ 1,50, roscas a 25 centavos. Precios que, a decir de Ruth, los ha mantenido por algunos años para no alejar a su clientela, que conoce desde hace décadas de la calidad que pone en cada bocadito y que, por cierto, dispone en todo el año con mayor demanda en el mes de junio.

Cuando está por concluir la semana principal de la fiesta del Corpus Christi, autoridades locales, comerciantes y operadores turísticos extienden su  invitación a los turistas cercanos a la urbe, para que hasta el domingo 26 se deleiten de la variedad de dulces, música y luces que son propias de esta festividad. Y si el paro concluye antes, la invitación es a todo el Ecuador y el mundo. (I)

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