Santuario Blanca Estrella de la Mar, en Olón, atractivo religioso en forma de un velero en lo alto de un acantilado

Construido en la cima de un peñasco a 100 metros sobre el nivel del mar, el santuario Blanca Estrella de la Mar, mejor conocido como el santuario de Olón, es un sitio de reflexión y turismo en la Ruta del Spóndylus, al norte de la provincia de Santa Elena.

Este santuario está entre los balnearios de Montañita y Olón. El primero, un centro de concurrencia masiva donde las noches hay permanente farra. Los visitantes tienen un amplia oferta de comida, hospedaje, discotecas, bebidas y la diversión se extiende hasta la madrugada, incluso en muchos casos con consumo de drogas.

A medio kilómetro, en cambio, el santuario Blanca Estrella de la Mar es el contraste. Es un rincón especial para desconectarse del mundo, para reflexionar y encontrarse con Dios. También para admirar y fotografiar la belleza del mar, de las montañas y playas.

El santuario Blanca Estrella de la Mar, construido en el año 1984 por el sacerdote Othmar, con la ayuda de trabajadores de la localidad, tiene un diseño en forma de embarcación de vela con una cubierta y proa, donde se encuentra la imagen de la virgen María dentro de una concha en un altar de madera tallada.

Su estructura es visible desde diversos puntos del mar, según los pescadores.

Este escenario religioso, ubicado a 10 minutos de Montañita, también es una especie mirador, desde donde se aprecia la playa de Olón, sus olas y brisas con olor a sal. A la derecha permanecen cuatro imágenes talladas como un homenaje a San José, San Miguel Arcángel, la resurrección de Cristo y San Padre Pío. Estas tienen un buen acabado y no dejan de ser fotografiadas por los visitantes.

La virgen Rosa Mística es una de las advocaciones marianas relevantes por brotar de sus imágenes sudor y lágrimas.

Petita López, historiadora, señala que fue a partir del año 1990 cuando el santuario se convirtió en el sitio de atracción de la vida eclesiástica, no sólo para los pueblos de la parroquia de Manglaralto, sino para muchos turistas, peregrinos y curiosos.

Relata que el 11 de noviembre de dicho año, varios feligreses que se encontraban orando a las tres de la tarde, vieron asombrados que los ojos de la imagen de la virgen Rosa Mística fluían lágrimas de color de la sangre, lo cual les causó gran admiración y de inmediato comenzaron a difundir lo sucedió, calificándolo como un milagro.

“Antes, la iglesia pasó desapercibida y fue hasta lo ocurrido que las personas llegaban solo por curiosidad, pero sin querer se fueron enamorando de una de las iglesias más llamativas del país por su forma y estructura. Algunos vienen de paso por un foto desde lo alto y con vista al mar, en ellos también Dios actúa”, expresa López.

Dayana Mestanza, hermana religiosa, asegura que en la actualidad aún se puede observar el rostro de la imagen religiosa con aquellas huellas de las gotas de sangre.