Fiesta, tradición y poder describen el ritual de la 'toma de la plaza'. Este acto festivo, que acompaña a las fiestas indígenas, sobre todo en el Inti Raymi, enlaza el pasado y el presente. Grupos de danzantes, autoridades locales y el público tumbaqueño fueron partícipes del tradicional evento realizado este domingo 17 de julio de 2022.
En algunas localidades del Ecuador se conmemora este ritual. En el caso de Tumbaco, desde muy temprano las comunidades indígenas cercanas a la localidad se preparan para concursar. Allí, los participantes, en su mayoría hombres que se identifican como guerreros, se presentan disfrazados con zamarros (pantalón de cuero de vaca o de borrego) y látigo en mano, otros lucen chaquetas militares o policiales; unos cuantos usan sombreros negros con algunos símbolos extraños; algunos máscaras.
Al evento también se unen los yumbos, un grupo de personas adultas mayores con trajes y máscaras.
Patricio Andrade, originario de la zona y emprendedor turístico, dice que el desarrollo de la actividad cultural fue una iniciativa del grupo tradicional San Pedro de la Tola Grande y se despertó la tradición tumbaqueña con la intención de conservar las raíces y compartir la cultura, tradición y buen convivir con los visitantes.
Detalla que el ritual comenzó a tempranas horas con el tradicional desfile donde grupos de danzantes, la diablada y bandas de pueblo se apoderaron de la plaza del centro de Tumbaco con música, sonrisas y bailes que alegraron a todos los invitados.
Allí también se compartió la denominada “pampamesa”, un ritual donde los granos y las frutas que provee la tierra son ubicados en una tela enorme y posteriormente repartidos entre todos los invitados.
La pampamesa es una forma de compartir la comida después de una reunión de trabajo de las comunidades.
Ángel Ulco, organizador del evento, comenta que el acto se realizó por las calles céntricas, con el fin de explotar el núcleo turístico, económico y religioso de Tumbaco, parroquia de Quito ubicada en el Valle de Los Chillos. “Por eso, venir a tomarse este espacio significa espiritualmente venir a visitar, a estar en contacto y en agrado con los espíritus de nuestros antepasados y por qué no, hacer posible la tan anhelada reactivación del turismo local”.
El líder del ritual menciona que otro de los logros de esta celebración es hacer destacar la resistencia a cualquier tipo de violencia del sistema colonial, incluso la de los últimos tiempos, ya que es una fiesta que contribuye a la construcción de identidad en la que se comparte con indígenas, afros, mestizos y extranjeros.
“Un pueblo sin raíces está condenado al abandono; por eso, y para reconocer a nuestro vecino, al enemigo y al compadre, se cumplió con el ritual que, por cierto, tuvo una aceptación, algarabía y buen disfrute”, declara Ulco, quien destaca que la parroquia Tumbaco trabaja por darse a conocer como un nuevo y seguro destino turístico rural y comunitario muy cerca de Quito. (I)